La microbiota intestinal interactúa con el huésped a través de vías neuroinmunes, neuroendocrinas y neuronales. Estas vías son componentes del eje cerebro-intestino-microbiota y la evidencia sugiere que la microbiota puede reclutar este sistema de comunicación bidireccional para modular el desarrollo, la función y el comportamiento del cerebro.
La fisiopatología de la depresión implica una desregulación neuroinmune-neuroendocrina. Sin embargo, se desconoce hasta qué punto los cambios en la composición y función de la microbiota intestinal median la desregulación de estas vías.
Detalles del estudio:
· Se reclutaron treinta y cuatro pacientes con depresión mayor y 33 controles sanos.
· Se preparó un trasplante de microbiota fecal a partir de un subgrupo de pacientes deprimidos y controles y se transfirió mediante sonda oral a un modelo de rata con deficiencia de microbiota.
· Se demostró que la depresión se asocia con una disminución de la riqueza y diversidad de la microbiota intestinal.
Conclusión:
El trasplante de microbiota fecal de pacientes deprimidos a ratas con microbiota empobrecida puede inducir características fisiológicas y de comportamiento características de la depresión en los animales receptores, incluida la anhedonia y comportamientos similares a la ansiedad, así como alteraciones en el metabolismo del triptofano (aminoácido asociado a la felicidad y precursor de hormonas como la serotonina). Esto sugiere que la microbiota intestinal puede desempeñar un papel causal en el desarrollo de las características de la depresión y puede proporcionar un objetivo manejable en el tratamiento y la prevención de este trastorno.
Actualmente, desde un enfoque funcional, el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas y psiquiátricas es acompañado del apoyo y suplementación de probióticos para colaborar en la recuperación repoblando con una microbiota benéfica.
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