
El Jarabe De Maíz de Alta Fructosa (JMAF) es un endulzante/edulcorante calórico/aditivo, no existe naturalmente en los alimentos solo a través de un proceso industrial y lo encontramos en muchos de los productos comestibles industriales.
Este jarabe/endulzante surge en los años 1970 en Estados Unidos como una manera de utilizar el excedente de la sobreproducción de maíz transgénico, es decir, genéticamente modificado por el hombre con un propósito netamente comercial.
Hacia 1980 el JMAF se convirtió en la principal fuente de dulzura de la dieta estadounidense, lo que constituye un logro por parte de la industria refinadora del maíz. Es una alternativa al azúcar y además de ser más económico y de peor calidad, incluye otras propiedades como suavizar la textura de los alimentos, añadir volumen y retener su humedad. Todas estas propiedades que parecen ser maravillosas, sólo maquillan un producto que sin él no sería tolerado para el paladar humano, sin embargo, descuidan profundamente la salud de la comunidad.
Su alto consumo sostenido se vio aparejado con diversas implicancias para la salud:
Aumento de obesidad y diabetes, disminuye la sensibilidad a la insulina generando insulino resistencia y consecuente aumento de los valores de glucosa en sangre.
Hipertrigliceridemia (triglicéridos altos en sangre).
Enfermedades cardiovasculares. Estas implicancias afectan tanto a adultos como a niños y forman parte de la principal causa de muerte a nivel mundial.
La ley de etiquetado nacional actual no obliga a los productores a informar la cantidad agregada del mismo, por ende no podemos saber cuanto se consume en cada uno de los empaquetados. Pero sí tienen obligación de declarar su presencia en el producto, una vez más leer las etiquetas es clave para ser conscientes de lo que consumimos.
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